Mediante la relajación final en la postura de savasana creamos un estado particular en el cual la actividad de las grandes funciones decrece, el sistema muscular tiende a una mínima tonicidad y la actividad cerebral queda reducida notablemente. La mente deja de vagar y se estabiliza. Esta práctica realizada, voluntaria y conscientemente representa un verdadero descanso y una rápida recuperación de energías. Asimismo, nos permite una mayor disponibilidad y un comportamiento adecuado en nuestra tarea social, laboral y familiar.
Las clases terminan adoptando una postura sentada para realizar el pranayama y las técnicas de concentración. El primer objetivo de pranayama es controlar la respiración, dado que ella es el soporte, el vehículo de prana, siendo prana la energía, el hilo que liga todos los elementos que componen el ser humano. Es interesante saber que cuando el cerebro no dispone de la suficiente cantidad de prana, éste se encuentra agitado. Y cuando esto ocurre el cuerpo se desequilibra, la mente se encuentra inestable y surgen numerosos pensamientos negativos. Por ello es necesario estimular y aumentar prana lo que se va a conseguir por medio del control de la respiración la y la concentración.
